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Matanzas, Cuba. – La sabia de la existencia concede tres dones al hombre: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol, si ese privilegio se consigue la vida es bella.

Este domingo que el mundo celebra el Día de los Padres, pido tan solo un minuto de su tiempo en familia para regalarle a mis hijos las virtudes del hombre a quien debo la vida.

Mi viejo perdió a su madre con solo un año de nacido y supo ganarse el afecto de todos con su trato afable y esa bondad que conocí de pequeña en aquel exquisito bistec en su pañuelo de trabajo.

Felipe, mi padre elevó al pedestal más alto la honradez e hizo de su hogar un monumento al trabajo, el respeto a los mayores y amor sin límites a Cuba para sembrar el árbol, procrear cinco hijos e inspirar esta página del libro de su vida.