La Habana, Cuba. – Hoy en Cuba es día de elecciones. No se llega a ellas -como en tantos países- luego de una campaña electoral de ánimos exacerbados, propaganda avasallante y crispaciones entre contrincantes en busca de escaños.
Cuba tiene su propia fórmula. Sin contaminaciones de esa índole, porque se sustenta en un proceso democrático iniciado desde el barrio o la comunidad, hasta conformar las candidaturas que aparecen hoy en las boletas.
Los compatriotas nominados llegan avalados por su sólido prestigio político y social. Sin otra pretensión que servir a la Patria, en un compendio de generaciones consagradas al fortalecimiento del sistema socialista que nos empeñamos en construir contra viento y marea, con dignidad, sacrificios y heroísmo.
Nos sentimos representados en esos hombres y mujeres, en su inteligencia, honestidad y audacia para guiar los destinos de este pueblo.
Sumar y perfeccionar: Lecciones de democracia
Poco más de 8 millones de cubanos con derecho al voto están convocados hoy a las urnas para elegir los 470 diputados que integrarán la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano supremo del Estado.
En un día trascendental como éste, recordemos que Fidel siempre confió en los valores del pueblo y en la importancia de unir, sumar, aglutinar. De ahí que cada voto unido por los candidatos sea un voto por la Patria. No como consigna, sino como estrategia.
De eso habló cuando el país ya sufría la durísima prueba del período especial pero sabía de la fortaleza política de la Revolución. Deberes y responsabilidades -jamás privilegios- asumirán los diputados electos hoy. Porque provienen del pueblo y a él responden.
En estos tiempos complejos, urgidos de respuestas y cambios revolucionarios, tendrán ante sí una misión cardinal.