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Vilma Espín Guillois, de quien se cumplen 18 años de su deceso, es símbolo de las cubanas que, como Mariana, Haydée, Melba, y Celia, entre otras, ejemplifican el mayor sacrificio y entrega a la lucha por la dignidad del hombre y, sobre todo, por la independencia patria.

Fue en la recién creada, entonces Universidad de Oriente, en 1948, donde Vilma se forjó y desarrolló sus ideas revolucionarias.

En 1952, tras el golpe de Estado del asesino Batista, Vilma se incorpora al estudiantado universitario que con múltiples actividades enfrentaba al dictador.

Con su activa vinculación al Movimiento Nacional Revolucionario conoce al joven Frank País, con quien forja una hermosa amistad y juntos batallan por la Revolución integrados la Movimiento 26 de Julio.

Mujer de coraje y sensibilidad

Vilma participó, bajo las órdenes directas de Frank País, en el alzamiento del 30 de noviembre de 1956, de respaldo al desembarco del Granma.

Se encargó, entre otras cosas, de organizar a médicos y enfermeras en hogares santiagueros para atender a los heridos.

En el 58 marcha al Segundo Frente Oriental Frank País García, bajo el mando del Comandante Raúl Castro, y desempeña un papel clave en las distintas administraciones establecidas por ese frente guerrillero en la Sierra.

Con la Revolución creó la Federación de Mujeres Cubanas e impulsó una batalla decisiva por ubicar a la mujer cubana en un sitio prominente. Integró el Comité Central del Partido Comunista, fue Diputada al Parlamento, e instrumentó, desde múltiples responsabilidades planes de desarrollo para la Revolución.