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El plan tácito y deseado de Occidente de impedir la celebración del Mundial de Fútbol en Rusia, inició su fracaso nada más sonar los primeros acordes de la ceremonia inaugural en el Luzhniki, de la cita de 32 equipos del orbe.

Uno de los principales lemas de los medios de prensa, e incluso de algunos políticos de alto rango rezaba: nosotros ya vencimos con la celebración del Mundial, aunque también podemos ganar… experiencia.

Los ocho primeros goles que marcó la escuadra anfitriona, dirigida por Stanislav Cherkesov, le garantizó a Rusia su salida de la ronda clasificatoria, hecho que se convirtió de por en un logro histórico, con el cual pocos soñaron.

Lo malo del éxito del Mundial para Occidente, además de los dividendos económicos y políticos que dará a Rusia la celebración del evento, es la reducción de argumentos para continuar con una política antirrusa y de sanciones contra la nación.