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“Proyecto” Guaidó va perdiendo empuje

La Habana, Cuba. – El 23 de enero último Estados Unidos y la oposición venezolana dieron luz verde para una operación a gran escala con el objetivo de derrocar a la Revolución Bolivariana y sacar del poder a Nicolás Maduro, ganador de las elecciones presidenciales de mayo de 2018.

Ese día, en una plaza pública y sin el menor respaldo legal, el diputado de la Asamblea Nacional en desacato, Juan Guaidó se autoproclamo como “presidente encargado “de Venezuela, recibiendo de inmediato el reconocimiento de Washington y de un puñado de países aliados de la administración Trump.

Con apoyo externo y un gran despliegue mediático, Guaidó anuncio decretos, medidas y promesas, incluida la de convocar a elecciones en un mes, acciones estas todas ilegales y con más efecto virtual que real, al no ejercer ningún control sobre las estructuras de gobierno en suelo venezolano.

Como parte del plan diseñado por Estados Unidos, Guaidó anunció el envió a partir del 23 de febrero de una “ayuda humanitaria”, desplegándose toda una maniobra publicitaria sobre el suceso. Pocos días después del anuncio, Estados Unidos con la complicidad de Colombia colocaron en la frontera colombo-venezolana un cargamento de la supuesta ayuda.

La actitud firme del gobierno de Venezuela y de sus Fuerzas Armadas desarticularon la provocación. En ese contexto y con el propósito de culpar a Caracas, delincuentes al servicio de la oposición venezolana prendieron fuego a los camiones cuando los vehículos estaban en la parte colombiana del puente binacional. Denunciado de inmediato por el gobierno de Venezuela, dos semanas después la cadena CNN ratificó que la quema de la carga fue realizada por los opositores, lo que devino en un desmentido para Guiadó que se cansó de culpar a los chavistas.

Incumpliendo una medida cautelar de la Justicia de Venezuela, el “autoproclamado” desarrollo un periplo por varios países latinoamericanos buscando un apoyo y reconocimiento, gira donde fue acompañado en todo momento por una funcionaria de Estados Unidos, identificada como especialista de los servicios de inteligencia para América Latina.

De regreso a Venezuela, Guaidó apostó por la provocación buscando su detención y de esa manera una escalada en el conflicto, acción donde fue acompañado desde Estados Unidos con declaraciones amenazadoras hacia las autoridades venezolanas de Jhon Bolton, Mike Pompeo y Marco Rubio, pero el gobierno de Caracas no cayó en la trampa y dejó al protegido de Washington circular libremente, aun cuando de manera continua ha seguido convocando a la violencia y el desacato de las autoridades.

Con un marcado desgaste político al no poder provocar la salida del poder del legítimo gobierno de Venezuela y con un apoyo cada vez más famélico entre la oposición interna, Guaidó siguió apostando por las acciones subversivas.

Durante el sabotaje eléctrico que sumió en la oscuridad a casi toda Venezuela, Guiadó insto a cometer actos de vandalismo, mientras durante las duras jornadas que vivió el pueblo venezolano, sin energía, agua y transporte público limitado, el autoproclamado “presidente” se refugió en un lujoso hotel con electricidad proporcionada por un generador local y agua en sus cisternas, muestra de su total desprecio por los que dice defender.

Con una cadena de promesas incumplidas y un desgaste cada día mayor, los grandes medios que hasta hace poco lo apañaban han comenzado a cambiar su discurso, de “presidente encargado” han pasado a nombrarlo “opositor”, “diputado” o sencillamente Guaidó, cambio mediático que demuestra que como dice el refrán popular “su carnaval ya paso”.

A su lista de fracasos y promesas incumplidas, el elegido de Washington recibe fuertes críticas de los militares desertores de la Fuerza Armada Bolivariana que estimulados por Guaidó decidieron traicionar a su pueblo y ahora están embaucados en la frontera de Colombia y reclaman la presencia del autoproclamado «presidente», quien hace silencio después de haberlos engañado.

Con la salida de los diplomáticos norteamericanos de Caracas, un descredito creciente ante la mirada del mundo y de los venezolanos, ahora Guaidó trata de provocar a las autoridades de Venezuela llamando a marchas y “alertando” de las consecuencias de su posible detención, sin dudas una jugada desesperada para buscar relanzar su figura mediática, cuando cada día es más evidente su fracaso.

Usado como punta de lanza en la estrategia imperial contra Venezuela y supeditado en cuerpo y alma al imperio, José Guaidó va perdiendo impulso y como muñeco inflable ha comenzado a perder aire por las múltiples grietas de su figura hasta caer como un trapo usado a los pies de quienes le pagan.