Compartir

La Habana, Cuba. – Históricamente, el Gobierno de Estados Unidos ha pretendido establecer dominación y hegemonía sobre nuestra pequeña Isla.

Pero desde 1959, su anhelo encontró mella en la Revolución pujante, y cambiar el sistema político, económico y social que, en ejercicio de plena autodeterminación nuestro pueblo decidió, se convirtió en su ferviente sueño.

Para intentar alcanzarlo, su método más añejo ha sido el bloqueo económico, como se le llama piadosamente a lo que constituye una medida genocida, no solo por el daño a la economía, sino por sus efectos en la calidad de vida del pueblo cubano.

Aunque su condición de obsoleto y fracasado ha sido reconocida por países de todo el mundo, lo cierto es que su existencia es implacable y sistémica.

Calidad agresiva

En el contexto de los efectos devastadores del huracán Ian y de una crisis global multidimensional, el bloqueo contra Cuba se recrudece y busca con saña incrementar su impacto en la vida cotidiana de su pueblo.

Como resaltara el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, en seis décadas, a precios corrientes, los daños acumulados suman más de 154 mil millones de dólares, una cifra exorbitante para una economía pequeña y subdesarrollada como la cubana.

Por tanto, el impacto del bloqueo es tangible y priva al país de los ingresos financieros indispensables para adquirir suministros, equipamientos, partes y piezas, tecnología.

Pero Cuba se sobrepone a la asfixia. Se reinventa todo el tiempo sin renunciar a sus principios, su soberanía y su proyecto de justicia social.

Cuba y el mundo contra el bloqueo

El Gobierno de Estados Unidos planeó, con la génesis del bloqueo y su posterior recrudecimiento, el fin de la Revolución y la total injerencia en la Isla. Pero vaya sorpresa! solo han engrandecido a nuestra Patria, firme y enérgica por más de 60 años.

Las generaciones de ayer y hoy resisten cualquier bloqueo cobarde. Trincheras de lucha son las escuelas, las plazas, los puertos, el vagón y el surco, desde allí decimos no a esa política hostil.

Jamás negociaremos nuestro sistema socialista, nuestros asuntos internos. Cuba no permitirá mancha alguna en la independencia conquistada al precio de la sangre de sus mejores hijos.

Mientras persista el bloqueo, seguirá presentando su Resolución contra la injusticia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde cada año, el mundo también dice no al cerco contra la Isla.