Por: Esnilda Romero
La Habana, Cuba. – Como un canto-homenaje de eterna convocatoria ha perdurado el Himno del 26 de Julio que compuso, en solo tres días, Agustín Díaz Cartaya, un cubano enteramente comprometido con la causa revolucionaria.
Transcurría 1953 y Cuba vivía momentos definitorios cuando el joven recibió la misión de Fidel Castro de escribir una obra que trascendería entre las páginas de la historia, inspirando y convocando.
Era el 19 de julio de aquel año y hacía prácticas de tiro en la habanera finca Santa Elena, cuando tomó encomienda de la letra y la melodía que –confesó- les vinieron juntas a la mente, les brotaron del alma.
Así, Díaz Cartaya le dio vida al Himno del 26 de Julio, que guió una de las gestas más gloriosas de Cuba y la sigue acompañando en todos los caminos y batallas.