Aún resuena en los oídos de los cubanos y en el recuerdo de muchos diplomáticos, aquellas palabras de Raúl Roa en la ONU al denunciar la agresión imperialista a Cuba por Playa Girón, cuando expresó: Un clamor unánime estremece hoy a toda Cuba, resuena en nuestra América y repercute en Asia, África y Europa.
Mi pequeña y heroica patria está reeditando la clásica pugna entre David y Goliat.
Fue Raúl Roa García, de quien se cumplen 43 años de su fallecimiento, un diplomático excepcional, de vasta cultura y afilada palabra, que disparaba las verdades en cualquier foro mundial, sin tapujos ni regodeos, que ponía en crisis a representantes de los gobiernos serviles al imperialismo.
No fue casual que lo apodaran Canciller de la Dignidad. Roa poseía una sabiduría innata, memoria prodigiosa y un sentido exacto de qué responder a los lacayos.
Con la dignidad cubana a la altura del Turquino
Raúl Roa posibilitó la integración de Cuba al Movimiento de Países No Alineados, y en cualquier foro internacional defendía con pasión y energía a Cuba y a las naciones Latinoamericanas.
Pocos diplomáticos como Roa sentaron en el banquillo de los acusados a representantes de Estados Unidos cuando estos, con la prepotencia acostumbrada, atacaban a nuestra Patria y a la figura de Fidel.
Roa fue escritor, político, abogado, profesor universitario y diplomático. Fue célebre su intervención en Costa Rica, en 1960, en defensa de la joven Revolución, cuando, ante las denuncias de Cuba en la OEA, señaló su abandono del plenario y dijo: Me voy con mi pueblo y con mi pueblo se van también los pueblos de nuestra América.
Como eterno homenaje a Raúl Roa, el Instituto Superior de Relaciones Internacionales lleva su nombre.