La Habana, Cuba. – En Haarlem, Holanda, en un albergue para ancianos donde hoy se levanta el museo que atesora su legado, falleció a los 86 años Frans Hals, uno de los grandes maestros retratistas de todos los tiempos, precursor de la escuela impresionista.
No dejó cartas ni diarios, no se conoce el año exacto de su nacimiento en Amberes, Bélgica, y la fecha de muerte se ubica el 26 de agosto de 1666 o principios de septiembre de ese año.
Son detalles ante una obra que esperó dos siglos para ser rescatada y poder mostrar su ruptura con la tradición retratística holandesa al apartarla del mutismo, entregar figuras en movimiento y reproducir la fugacidad de las expresiones.
Frans Hals pintó con técnica depurada, plasmó la psicología del modelo, mostró la risa sin prejuicios y fue el primer artista holandés en retratar a marginados sociales.
El vigor de Hals
La crítica afirma que los retratos del pintor neerlandés perteneciente a la escuela barroca holandesa, Frans Hals, descuellan por el vigor, la viveza y la espontaneidad de las imágenes.
Cual si respiraran, los personajes llevados al lienzo están atrapados en el momento de una expresión fugaz como la ceja en arco, la leve sonrisa, la altivez de la mirada, y están dotados de sentido individual en el conjunto de la pertenencia colectiva.
Entre las obras del artista más moderno de su tiempo, se halla Regentes del hospicio de ancianos, trabajo emblemático financiado por cada regente y en la que ninguno podía asomar en segundo plano.
Frans Hals, en el cuadro expone a los personajes individualizados, prevalecen los tonos sobrios, negros, blancos y grises, y los gestos tristes, cansados; se le atribuye una crítica a la sociedad burguesa de sus últimos años de vida.