La Habana, Cuba. – Rapado, descalzo y esposado, António José da Silva Coutiño en el Auto de fe vio entre la procesión a las prisioneras Leonor Maria y Lourenza Coutiño, su esposa y su madre.
Luego, atado a un poste, degollado y arrojado a la hoguera, murió el Judío, entre los más grandes dramaturgos portugueses y precursor de la modiña, canción sentimental; el rey Joao Quinto, la corte, la Inquisición y población presenciaron su último acto.
Fue el 18 de octubre de 1739, en Lisboa, donde el luso-brasileño desarrolló su obra, tras la familia abandonar Brasil, acusada de judaísmo; tenía 34 años.
Escritor de comedias, farsas y operetas que dieron brío al teatro portugués en una etapa de decadencia, António José da Silva fue denunciado por Leonor Gomes, esclava de la familia, a quien luego llevaron a prisión y apareció muerta misteriosamente.
Títeres en Da Silva
El dramaturgo luso-brasileño António José da Silva escribió óperas joco-serias para títeres y en ellas enlazó literatura, música, elementos barrocos y guiñol; a los muñecos otorgó un cambio en los estereotipos y dotó a los personajes de gran carga psicológica.
Autor de ocho obras operísticas representadas en el Teatro del Bairro Alto de Lisboa, en los diálogos en prosa intercaló arias, minuetos, canciones populares, y entre las más conocidas están La vida de Don Quijote de la Mancha y Las guerras del romero y la mejorana.
Nada queda de los títeres de vara a la cabeza con cuerpos labrados en madera o corcho; tampoco diseños y descripciones y solo perviven algunas referencias en sus óperas.
La crítica significa que las obras de António José da Silva constituyen una sátira hábil e ingeniosa contra las pretensiones de una sociedad basada en la casta y el privilegio.