Pinar del Río, Cuba. – Tras 7 interminables horas, el huracán Ian atravesó de Sur a Norte el centro de la provincia pinareña tras dejar más de 100 mil viviendas afectadas entre derrumbes totales y de techos.
Nada ha sido comparable con esa fuerza, en un territorio situado en la ruta de los ciclones en su paso hacia el Golfo de México, cuyos daños comenzaron a cuantificarse rápidamente, desde los eléctricos, telefónicos y en especial, la agricultura.
Ian borró en corto tiempo el esfuerzo desplegado por los hombres y mujeres del campo para incrementar las fuentes de alimentos a la población.
De inmediato, el gobierno cubano -junto con manos solidarias- se extendió a Pinar del Río y el tren emprendió la marcha hacia Occidente cargado de donativos para las familias más necesitadas, esas que el huracán dejó sin nada, pero firmes junto a los suyos.
De la mano todos hacia Pinar del Río
Ante el llamado y el conocimiento de lo sucedido en Pinar del Río tras el paso del huracán Ian, los primeros en llegar fueron los linieros de las empresas de Telecomunicaciones y Eléctrica.
La tarea primordial era restablecer servicios y después restaurar, aún en condiciones difíciles, pues la caída de postes, cables y transformadores entre ambas entidades superó con creces lo inicialmente previsto.
De ahí que el Primer Secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel visitara a Vueltabajo por varias semanas consecutivas, para conocer en detalles la marcha de la recuperación.
Recientemente fue despedido el contingente de trabajadores de la Unión Eléctrica, quienes llevaron el calor y hermandad vueltabajera junto con la bandera de Proeza Laboral como premio a su esfuerzo.