Santa Elena es una isla del océano Atlántico, ubicada a más de 1800 kilómetros de distancia de la costa occidental de Angola, en África. Administrativamente, es parte del territorio británico de ultramar de Santa Elena, Ascensión y Tristán de Acuña.
La isla es ampliamente conocida debido a que sirvió de prisión militar al exiliado emperador Napoleón I de Francia desde su derrota final en la batalla de Waterloo en 1815 hasta su muerte en 1821.
La isla de Santa Elena fue descubierta el 21 de mayo de 1502 por Juan de Nova, navegante español al servicio del rey de Portugal, que regresaba de un viaje desde la India, y la nombró por Helena de Constantinopla.
Aunque la isla estaba deshabitada, había en ella muchos bosques y agua dulce.
Importaron ganado, verduras y árboles frutales, construyeron una capilla y varias viviendas, donde dejaban a los enfermos para volverlos a casa en la siguiente embarcación si se recuperaban, pero sin llegar a formar un asentamiento permanente.
Los portugueses mantuvieron la localización de la isla en secreto, sobre todo por su posición geográfica.
Su primer residente permanente fue Fernando López, un portugués de la India que se convirtió en traidor y fue mutilado por orden de Alfonso de Albuquerque, el gobernador de Goa.
López prefirió estar exiliado que regresar a Portugal en malas condiciones, y fue enviado a Santa Elena en 1513. Por orden real, López visitó Portugal poco después, pero regresó a la isla, donde murió en 1530.
Los primeros ingleses que llegaron a Santa Elena fueron Thomas Cavendish, quien desembarcó en junio de 1588, durante su viaje alrededor del mundo; el capitán inglés Abraham Kendall, quien visitó la isla en 1591; y sir James Lancaster en 1593, haciendo escala rumbo a Inglaterra desde Oriente, y que regresó en 1603 a la isla en su primer viaje para la Compañía Británica de las Indias Orientales.
La isla continuó deshabitada hasta la llegada de colonos neerlandeses en 1645.
En 1651 Santa Elena fue transferida a la Compañía Británica de las Indias Orientales, que estableció un destacamento en la isla y construyó un fuerte en 1658, llamado Jamestown, nombre dado en honor al duque de York, Jacobo II.
En 1673 los neerlandeses tomaron posesión de nuevo de la isla, pero fueron expulsados unos meses después.
En esa época, alrededor de la mitad de los habitantes eran esclavos. En 1810 la Compañía comenzó la importación de chinos desde Cantón.
Durante el mandato de la Compañía, la isla prosperó económicamente hasta 1870, cuando la apertura del canal de Suez de 1869 facilitó las comunicaciones marítimas entre Europa y Asia evitando la navegación rodeando África, una ruta en la cual Santa Elena servía como un punto de escala fundamental.
Santa Elena, debido a su lejanía e inaccesibilidad, sirvió como prisión para grandes personalidades de la historia.
Napoleón Bonaparte pasó sus últimos años de vida deportado en la isla desde 1815 hasta su muerte, ocurrida el 5 de mayo de 1821.
El general Piet Cronje y otros prisioneros de las guerras anglo-bóeres fueron trasladados a ese territorio, que también sirvió de lugar de exilio a algunos jefes zulúes, incluyendo Dinizulu.
Desde 1854, el emperador Napoleón III negoció con el gobierno británico la compra de una pequeña parte de la isla que incluía la casa de Longwood y el valle de la Tumba, convertidas en propiedades de Francia en 1858 bajo el nombre de “dominios franceses de Santa Elena” y gestionados desde entonces por el Ministerio de Relaciones Exteriores francés.
El pabellón Briars, la primera casa del emperador en la isla, fue introducido en el dominio en 1959, cuando su último propietario la donó a Francia, proceso que se completó en 2007.
Pese al nombre de «dominios franceses», las tres propiedades no constituyen una dependencia de Francia, sino que son propiedades privadas de ese país dentro de la isla británica.