La matemática, física y filósofa francesa, Émilie de Châtelet, cuyo nombre completo era Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet, nació en París, Francia, el 17 de diciembre de 1706. Fue traductora de Newton al francés y difusora de sus teorías.
En 1737 la Academia de las Ciencias francesa propuso como tema de su premio anual la naturaleza y propagación del fuego. Voltaire decidió presentarse y discutió su trabajo con Émilie. Sin embargo, esta no estaba de acuerdo con alguna de las ideas del filósofo, por lo que comenzó a elaborar su propio trabajo sin contárselo. El trabajo de Voltaire, que podía utilizar el laboratorio, era más experimental, mientras que el de Émilie, que no podía hacer experimentos, era más deductivo. Sin embargo, ambos estudios compartían algunos rasgos, como la influencia de Herman Boerhaave y de Robert Boyle y el rechazo del cartesianismo ortodoxo.
Cuando se supo que ninguno de los dos había conseguido el premio (que fue otorgado a Euler), Émilie contó a Voltaire que ella también era autora de una memoria. Ambos consideraron que se habían visto perjudicados por el cartesianismo imperante en la Academia, que rechazaba al grupo de newtonianos del que eran miembros. Sin embargo, Voltaire pidió a Réaumur, por entonces secretario de la Academia, que publicara el trabajo de Émilie, con el argumento de que dicha publicación serviría al mismo tiempo para dar a conocer un trabajo meritorio y reconocer el valor singular de una mujer. Finalmente, en 1739, la Academia publicó su obra y la de Voltaire junto con la de los autores que habían sido premiados.
La memoria sobre el fuego de Émilie constaba de ciento cuarenta páginas y mostraba sus estudios sobre los físicos anteriores. En ella utilizó sus conocimientos sobre Leibniz, especialmente la distinción entre fenómenos y propiedades inseparables de la sustancia. Examinó las propiedades distintivas del fuego y decidió que era un ser especial, ni espíritu ni materia, aunque no pudo explicar su origen. En la segunda parte de la memoria trató las leyes de la propagación del fuego, para lo que tuvo en cuenta los principios leibnizianos de las fuerzas vivas. En esa obra aparecían dos importantes ideas obtenidas solo por la reflexión, sin apoyo experimental: la atribución a la luz y al calor de una causa común, y la afirmación de que los rayos de distintos colores no proporcionan el mismo grado de calor.
Las Institutions de Physique fue la obra que dio a conocer a Mme du Châtelet como intelectual y la que le daría el reconocimiento del mundo científico. Aunque Émilie la presentó como una introducción actualizada a la física para su hijo Louis Marie Florent, en realidad se trataba de un amplio y profundo tratado que ofrecía el estado de la física en su época, y en el que mostraba su posición respecto de Newton, pero también sobre Leibniz, algo muy novedoso entre los científicos franceses. De hecho, Leibniz no era muy valorado en su medio intelectual, y el mismo Voltaire criticó el interés de Émilie por ese autor. Sin embargo, ella apreciaba en Leibniz su modo de razonamiento preciso y severo, así como su optimismo cósmico e intelectual que defendía un mundo perfecto y explicable racionalmente.
Émilie creía que podía hacer comprensible las filosofías de Leibniz y de Newton y darlas a conocer en Francia, donde el panorama intelectual estaba dominado por los cartesianos y por ello, inspirándose en la Monadología, acoge la noción de vis viva.
Mme du Châtelet consideraba que la importancia que Newton otorgaba al momento de fuerza (que se calcula multiplicando la masa por la velocidad) era excesiva. En cambio, defendía el concepto de vis viva de Leibniz (que hoy llamaríamos energía cinética), que se calcula como el producto de la masa por el cuadrado de la velocidad. De esa manera, se oponía casi heréticamente tanto a las posiciones newtonianas como a las cartesianas, que habían adoptado el momento como una verdadera medida del movimiento.
Inicialmente, había apoyado la posición newtoniana en una nota de su trabajo sobre la naturaleza del fuego, pero cuando esa obra iba a ser publicada pidió a la Academia que eliminara la nota o que incluyera una fe de erratas al final. Como la Academia no hizo caso de su requerimiento, defendió su posición en las Institutions de physique.
El libro estuvo sujeto a otra polémica: la provocada por König, su preceptor en ese momento y leibniziano convencido, que reivindicó la autoría de la obra aduciendo que Émilie la había redactado a partir de las lecciones que él había elaborado para explicarle las teorías del filósofo alemán. Aunque tanto Voltaire como Maupertuis salieron en defensa de la marquesa, en su momento algunos creyeron a König, como Federico II o Mme de Graffigny.
Aunque en la actualidad el libro carece de interés científico, en la primera mitad del siglo XVIII tuvo el mérito de entrar en el debate entre newtonianos, leibnizianos y cartesianos con conocimiento de causa y mostraba el profundo conocimiento de la autora sobre la física de su época. La obra le valió ser nombrada miembro de la Academia de las Ciencias de Bolonia en 1746.
Las Institutions de Phisique provocaron un debate entre Émilie y los partidarios de Descartes y su teoría de los vórtices, que se oponían tanto al concepto de fuerza viva de Leibniz como a la atracción de Newton. El debate lo inició un miembro de la Academia, el físico cartesiano Dortous de Mairan, que publicó en París una respuesta a la crítica de Émilie al cartesianismo. A su vez, la marquesa publicó una nueva respuesta en Bruselas, en la que se reafirmaba en sus opiniones. Ese fue el primer debate científico público entre un hombre y una mujer.
Hacia 1736, Mme du Châtelet y Voltaire, que habían estudiado matemáticas y física con el newtoniano Maupertuis años atrás, retomaron esos estudios en Cirey. Ella entonces comenzó a traducir del latín los Philosophiae naturalis principia mathematica de Newton para elaborar una versión en francés comentada.
En 1745 retomó la traducción y el año siguiente se le otorgó el Privilegio Real para imprimirla. Utilizó la tercera edición en latín de los Principia, que se había publicado en Londres en 1726 por H. Pemberton bajo la supervisión de Newton. Además, añadió a la traducción extensos comentarios y suplementos que facilitaban mucho la comprensión.
Cuando en 1749 supo que estaba embarazada intuyó que el parto podría tener un final trágico, por lo que se apresuró a terminar su manuscrito, trabajando contra reloj. Consiguió enviarlo a la Biblioteca Real el mismo día en que murió, solo seis después del parto.
Una parte de esa obra se publicó en 1756 bajo la dirección de Clairaut con un prefacio escrito por Voltaire, que más tarde, en 1759, publicó la obra completa. Es la única traducción completa de la obra de Newton disponible en francés y considerada todavía la versión de referencia en ese idioma.
Se ha dado nombre a un asteroide y a un cráter de Venus en su honor. La ópera Émilie (2008), de Kaija Saariaho, trata de los últimos momentos de la vida de du Châtelet. También hay dos obras de teatro basadas en su vida: Legacy of Light, de Karen Zacarías y Emilie: La Marquise du Châtelet Defends Her Life Tonight, de Lauren Gunderson.
Émilie de Châtelet, murió en Lunéville, Francia, el 10 de septiembre de 1749.
Referencias
- Gabrielle-Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquise du Châtelet. Enciclopedia Británica. https://www.britannica.com/biography/Gabrielle-Emilie-Le-Tonnelier-de-Breteuil-Marquise-du-Chatelet
- Émilie du Châtelet. https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89milie_du_Ch%C3%A2telet