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La Habana, Cuba. – Los Anales de Quedlinburg se escribieron entre el año 1008 y 1030 en el convento de la Abadía de Quedlinburg. En los últimos años los historiadores han llegado al consenso que el escritor fue una mujer. Los anales ofrecen principalmente una dedicación casi exclusiva de la historia del Sacro Imperio Romano Germánico; también tiene la primera mención escrita sobre Lituania (Litua), fechada en 1009. El documento original desapareció, pero sobrevive con una copia del siglo XVI que se conserva en Dresde. Los anales se inician con una crónica de la historia del mundo desde Adán hasta el Tercer Concilio de Constantinopla en 680-681, basándose en crónicas de Jerónimo de Estridón, Isidoro de Sevilla y Beda, entre otros.

La narrativa toma datos de múltiples fuentes primarias y más antiguas hasta el año 1002, aunque están presentes informes fechados en 852. A partir de 993, comienza el relato, incluyendo eventos que representan el testimonio en primera persona del cronista sobre los sucesos en y alrededor de Quedlinburg. La cantidad de detalles se incrementa a partir de 1008 por lo que los historiadores llegaron a la conclusión que la primera compilación de los anales corresponde a esa fecha, aunque Robert Holzman argumenta que podría ser anterior, hacia 1000. Se ha sugerido también que el autor abandonó temporalmente el proyecto entre 1016 y 1021 desconociéndose las razones de la suspensión de aportaciones y trabajo. De todas formas, el proyecto tuvo continuidad a partir de 1021 y 1030, cuando los autores reportaron la victoria contra Miecislao II de Polonia.

La tarea principal de los cronistas era registrar la herencia de la dinastía de los otones y de la misma Quedlinburg. Los anales incorporan la historia de cierto número de figuras como Atila rey de los Hunos y Teodorico el Grande, entre otros. La historiadora Felice Lifshitz opina que la cantidad de material de las sagas nórdicas integrada en su narrativa, no tiene igual.

Los Anales de Quedlinburg son una fuente muy importante de investigación; durante el siglo XII fue usado al menos por cinco historiadores contemporáneos. Felice Lifshitz afirma que los Anales de Quedlinburg jugaron un papel clave en la configuración de la forma en que la influyente Alemania de los siglos XIX y XX fue testigo de su pasado medieval. También sigue analizándose su influencia en otros contextos, como los eruditos de Beowulf discutiendo el uso de los hugones para identificar a los francos, o el calentamiento global o el miedo al cambio de milenio.

La primera mención de Lituania aparece en los anales y está fechada el 9 de marzo de 1009: “San Bruno, arzobispo y monje, llamado Bonifacio (Bruno de Querfurt), fue decapitado por los paganos durante el undécimo año de la conversión en la región de las fronteras de los Rus y Lituania, y junto con 18 de sus seguidores, entraron en el cielo el 9 de marzo.”