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La Habana, Cuba. – Para la época fue un desafío a las normas de la naturaleza y el tiempo, un alarde de modernidad: el 11 de junio de 1933, concluyó el primer vuelo trasatlántico desde Sevilla, España, hasta tierras cubanas de Camagüey.

La ruta, efectuada sin escala, era la travesía más larga realizada sobre el mar: se recorrieron 7 mil 895 kilómetros en 39 horas y 55 minutos.

Con júbilo recibieron los camagüeyanos a los pilotos capitán Mariano Barberán Tros de Llarduya y al teniente Joaquín Collar Serra; poco se habla del mecánico de asistencia en tierra, sargento Modesto Madariaga, conocedor del avión Cuatro Vientos, fabricado para la ocasión.

El primer vuelo que cruzó el Atlántico fue el del Plus Ultra, pero se realizó con paradas; en su preparación adquirió experiencia Mariano Barberán.

Cuatro Vientos

En el avión de pequeño porte Cuatro Vientos, construido en cuatro y medio meses, los pilotos Mariano Barberán y Joaquín Collar realizaron sin escala la sensacional travesía aérea Sevilla-Camagüey.

Habían despegado del aeropuerto de Tablada y llegaron a Camagüey a las 3 y 39 de la tarde; allí, el recibimiento fue pródigo y luego, en La Habana, la acogida remató apoteósica.

El regreso a España comprendía pasar por México, un trayecto de 1920 kilómetros; en ese itinerario se perdió el rumbo de Barberán y Collar cerca de la ciudad de Villahermosa, en Tabasco, para una sorprendente desaparición nunca bien explicada.

El controlador aéreo de la época, Francisco Figueroa, dejó constancia de que los pilotos fueron aconsejados de suspender el vuelo por un día debido a las malas condiciones meteorológicas, pero partieron según la fecha prevista.