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La Habana, Cuba. – Abatido, con una depresión que lo debilitó tras la muerte de su más querida hermana, Fanny, el 4 de noviembre de 1847 falleció en Leipzig uno de los fundamentales compositores del siglo XIX, el alemán Felix Mendelssohn.

Autor de pródiga producción, pianista, director y profesor, legó sinfonías, sonatas, preludios, fugas, oberturas, oratorios, conciertos, música incidental, para piano, órgano y cámara, creadas en una vida breve de 38 años.

En su obra, catalogada de romántica, va en expresión de belleza la inspiración, la galanura, la armonía, naturalidad, elegancia y mesura.

De Felix Mendelssohn, el muy aplaudido compositor en salas europeas y fundamentalmente inglesas, son obras como Sinfonía italiana, Paulus, Sinfonía escocesa, Elías y Sueño de una noche de verano, esta última inspirada en un tema shakespeariano.

Niño adelantado

En el siglo decimonónico, ojos de asombro pondrían los amantes de la música al ver al pequeño Felix Mendelssohn debutar como pianista con nueve años de edad.

El niño adelantado, a los 11 años, había concebido un trío para piano y cuerdas, una sonata para piano y violín, cuatro piezas para órgano, una opereta cómica en tres actos y una cantata; después se sucedería una producción musical imparable.

La obertura Sueño de una noche de verano, el genio la concibió en los apremios de un adolescente de 17 años; y el famoso compositor italiano Luigi Cherubini, director del Conservatorio de París, dijo del joven: Conseguirá mucho; en realidad, ya lo ha conseguido.

Entre lo mucho que legó el alemán Felix Mendelssohn están las contribuciones para el repertorio de órgano; se dice que fueron las más significativas desde las realizadas por Johann Sebastián Bach.