La Habana, Cuba. – General de las tres guerras independentistas, Ramón Calixto García Iñiguez peleó contra España desde 1868 hasta la intervención yanqui.
Estimado entre los grandes estrategas de la contienda, otorgó atención a la preparación de tropas, al trabajo del Estado Mayor, la planificación de las acciones, al empleo de mapas y croquis y a la dirección desde puestos de mando.
Primero en una victoria artillera, dijo Máximo Gómez: “Loor y gloria a vuestro general Calixto García, que con tanto acierto y valentía supo dirigir la operación”; jefe del Estado Mayor del Generalísimo, este, a la muerte de Antonio Maceo, lo designó Lugarteniente del Ejército Libertador.
El león holguinero nació el 4 de agosto de 1839, y falleció de pulmonía durante una misión en Washington, el 11 de noviembre de 1898.
Hombre de frente herida
Sorprendido por una columna española en San Antonio de Baja, el 6 de septiembre de 1874, el Mayor General Calixto García ante el riesgo de ser prisionero, prefirió el suicidio y se aplicó el «tiro de la vianda«. Con su revólver, se disparó en la boca y su frente quedó marcada por la salida del proyectil.
José Martí, al evocar el episodio, escribió que el holguinero no necesitaba encomio, pues llevaba su historia en la frente herida, y agregó: “El que sabe desdeñar la vida, sabrá siempre honrarla”.
Días después y en estado de gravedad, se le comunicó a la madre, Lucía Iñiguez, que su hijo estaba prisionero y respondió que no podía ser, que los españoles no podían cogerlo vivo.
Cuando le aclararon que Calixto García estaba moribundo a causa del disparo, la inmensa mujer dijo convencida: “Ese, ese sí es mi hijo Calixto”.