La Habana, Cuba. – La vida de Renato Guitart Rosell transita por palabras como la alegría, el estudio, la energía, los deportes, el riesgo y la capacidad de soñar.
Así llega en testimonios de familiares, amigos y compañeros de la gesta del asalto al Moncada, al recordar al joven santiaguero que trazó para Fidel Castro los planos de la fortaleza, proporcionó datos sobre armas y efectivos y asumió la jefatura de la posta tres, la escuadra de vanguardia.
Quien era la única persona en Oriente en saber previamente los detalles del asalto, disparaba sin parar hasta que una bala a la cabeza le hizo dar un salto a la derecha y cayó: serían las 6 de la mañana del 26 de julio de 1953.
Faltaban pocos meses para que Renato Guitart Rosell, nacido en 1930 e inscripto René Miguel Guitart Rosell, cumpliera 23 años, el 2 de noviembre.
Un poco de todo
Renato Guitart Rosell tuvo pasión por el mar y nadaba como “una sardina” desde pequeño, cuando los azotes del asma no daban tregua y los ejercicios físicos aliviaban los ahogos.
Si los deportes náuticos le fueron cercanos, también lo eran el tiro al blanco, pasear por el campo, andar las elevaciones santiagueras con un sombrero Stetson y llegar a la Gran Piedra; en cuanto a la carpintería, hizo una cama, un escaparate y un librero con doble forro.
En su gusto por la lectura, entre los libros tenía varios de literatura socialista y en su pequeño cuarto de madera había estatuillas de José Martí, Antonio Maceo, Eduardo Chibás y una bandera cubana.
Al año de su muerte, cerca de un centenar de personas fueron en peregrinación al cementerio de Santa Ifigenia; allí, su padre, René Guitart, repartió flores en las tumbas de todos los caídos en la gesta del Moncada.