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La Habana, Cuba. – Como “el más pequeño que el traje de baño más pequeño del mundo”, anunció el diseñador francés Louis Reard su explosiva creación, el bikini: dos minúsculos triángulos superiores y otros dos inferiores.

Lo presentó el 5 de julio de 1946 en la piscina parisina Molitor, ante un público boquiabierto por el atrevimiento de la prenda, cuyo estampado simulaba páginas de periódico y el nombre remitía al atolón donde Estados Unidos realizaba pruebas atómicas en el Pacífico.

Tras la conmoción, francesas e italianas lo adoptaron entusiasmadas y en las playas los policías mantenían el decoro midiendo la cantidad de tela para preservar estándares tolerables.

Ciento veintidós años después que la primera bañista, María Carolina di Berry, se sumergiera en el Canal de la Mancha, nació el atuendo que dio lugar al Día internacional del bikini.

Bikinis icónicos

El primero de los bikinis icónicos fue el de su presentación por Micheline Bernardini, bailarina estríper del Casino de París, a quien acudió Louis Reard ante la negativa de modelos tradicionales.

Otras mujeres lo catapultaron: Lucía Bosé, coronada Miss Italia enfundada en el playero; Brigitte Bardot en el Festival de Cine de Cannes de mil novecientos cuarenta y ocho; y Marilyn Monroe, Rita Hayworth y Ava Gardner, fotografiadas llevándolo.

Icónicos también los de Ursula Andress en el filme Doctor No, subastado en Londres a principios de este siglo por sesenta mil euros; y el del baile de Selma Hayek, con serpiente incluida.

En la década del 70 del siglo XX, el bikini se acortó hasta la tanga brasileña, dejando en historia el arresto de la nadadora Annette Kellerman, por cruzar el Canal de Suez con un bañador sin mangas que le cubría solo hasta los muslos.