La Habana, Cuba.- Banderas cubanas y del 26 de Julio, enarboladas por el pueblo habanero, inundaron las calles cuando se supo del arribo de Fidel y los barbudos el 8 de enero de 1959.
Jamás se había visto al pueblo tan alegre y entusiasmado. Integrantes del Ejército Rebelde, con el Comandante en jefe a la cabeza, recorrían miles de kilómetros desde Oriente hasta La Habana.
Al paso por la antigua sede de la Marina de Guerra Revolucionaria, en uno de los muelles habaneros de la Avenida del Puerto, Fidel subió al yate Granma, anclado ahí, y rememoró la heroica travesía que trajo esperanza y luz a los cubanos.
Al paso por el Palacio Presidencial, el líder de la Revolución habla desde la terraza, e invita a todos a que lo acompañen, junto con los aguerridos combatientes, hasta el antiguo cuartel militar de Columbia.
La Revolución esta hecha
Por el Cotorro entró la Caravana de la Libertad a La Habana con Fidel al frente en un tanque Sherman. Banderas cubanas y del 26 de Julio enarboladas por un pueblo rebosante de alegría esperaban a los barbudos a cada paso.
Al atravesar la Avenida del Puerto, frente a la sede de la Marina de Guerra, los caravanistas se detienen y el líder de la Revolución aborda el yate Granma, atracado en esa rada, y habla a las masas.
La caravana siguió hasta el antiguo campamento militar de Columbia, hoy Ciudad Escolar Libertad. Una multitud esperaba a Fidel, quien con palabras emocionadas traza las principales directrices de la Revolución triunfante.
Palomas blancas se le posan en el hombro, y mientras se dirige al pueblo pregunta al Héroe de Yaguajay: ¿Voy bien Camilo?, ejemplo de la confianza absoluta de Fidel en el jefe guerrillero. La Revolución estaba hecha y el camino trazado.