La Habana, Cuba. – Era el 9 de junio de 1955 y los esbirros batistianos oteaban la calle 4, entre 15 y 17, en el Vedado capitalino, por donde un delator dijo que llegaría Jorge Agostini Villasana.
De un carro bajó el revolucionario, quien iba a una reunión clandestina, lo apresaron para llevarlo al Buró de Investigaciones, pero el jefe del Servicio de Inteligencia Naval lo golpeó con una culata de ametralladora y le fracturó el pómulo.
En el piso, sádicamente dispararon dos tiros de gracia a la cabeza al ex comandante de la Marina y su cuerpo lo arrojaron frente a la Casa de Socorros de esa zona; la autopsia develó veintiuna perforaciones de bala en el cuerpo.
Militar de carrera, Jorge Agostini Villasana conspiró contra la dictadura machadista, enfrentó varios exilios, fue profesor de artillería y mereció ascensos de grados.
Cubano a carta cabal
Jorge Agostini integró en 1937 las Brigadas Internacionales que participaron en la Guerra Civil Española.
Militar y marino de carrera, puso su experiencia al servicio de la República, comandó un submarino, participó en combates, fue herido y recibió grado de comandante; también, se le nombró coronel jefe de la retirada de Cataluña, lugar donde burló el bloqueo nazifacista.
Jorge Agostini tuvo destacada vida deportiva como esgrimista y mereció medallas en lizas del área como las de Barranquilla, El Salvador, Guatemala y Buenos Aires; y aunque no alcanzó el podio, en 1948 participó en los Juegos Olímpicos de Londres.
Ejemplo de las citas donde se presentó fueron los Juegos Centroamericanos de 1954, un año antes de ser asesinado: el equipo cubano de espada clasificó en primer lugar.