La Habana, Cuba. – Los médicos del hospital parisino Pasteur dejaron regresar al hogar al periodista y escritor François Mauriac: era un cuerpo casi sin aliento para atar la vida.
En la madrugada del 1ro de septiembre de 1970 partió un hombre que, 18 años antes, mereciera el Premio Nobel de Literatura, y que en su extensa vida fuera soldado durante la Primera Guerra Mundial y miembro de la Resistencia Francesa en la segunda conflagración.
Intelectual políticamente definido, denunció torturas y asesinatos a franceses, apoyó a los republicanos en la Guerra Civil Española y estuvo contra las guerras coloniales en Indochina y Argelia; consecuente, afirmó: “De nada sirve al hombre ganar la Luna si ha de perder la Tierra”.
François Mauriac dejó una obra significativa en la que se destaca El desierto del amor, Gran premio de novela de la Academia Francesa.
Religión y pasión
Considerado uno de los más grandes escritores católicos del siglo XX, François Mauriac pobló sus textos de madres austeras y posesivas, esposos desunidos y adolescentes en conflicto, contextualizados en dos temas esenciales: la religión y la pasión.
Para los especialistas, ese universo se evidencia en la violencia que destaca en sus novelas, a lo que el autor antepone su derecho a pintar como católico “una humanidad sumergida en el mal”.
Escribió 21 novelas, 5 poemarios, 4 comedias teatrales, 4 biografías y más de 40 ensayos y cuentos; también, un diario, agrupadas sus páginas en cuatro volúmenes, además de 5 libros de memorias y tres fajos de cuartillas con notas.
François Mauriac, Gran Cruz de la Legión de Honor y miembro de la Academia Francesa, destacó como periodista, fundamentalmente en las publicaciones El Fígaro y El Expreso.