La Habana, Cuba. – El año 1968 no fue un año como los otros del calendario, en esos 365 días tuvieron lugar acontecimientos con una gran repercusión geopolítica; entre ellos, la participación de las tropas del Pacto de Varsovia en el aplastamiento de las protestas que se dieron en Checoslovaquia (enero – agosto); la masacre de estudiantes universitarios mexicanos en Tlatelolco, México (octubre); y el movimiento conocido como el Mayo Francés, sin dejar de mencionar el escalamiento de la agresión estadounidense en Vietnam. Algunos historiadores incluyen también en el 68 el asesinato del Che en Bolivia, por lo que para la historiografía sería un año de octubre de 1967 a octubre de 1968.
Hoy hablaré de un volumen perteneciente a la colección Cuadernos de Pensamiento Crítico, editados por la editorial Ciencias Sociales, Ruth Casa Editorial y el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello. El volumen aquí reseñado, publicado en el 2009 habla de uno de los hechos históricos que mencioné anteriormente: el Mayo Francés. El tomo se titula “68 francés, 40 mayos después” y es una compilación de varios trabajos publicados por diferentes autores que abordan este hecho o sus consecuencias posteriores; entre ellos se encuentran Emir Sader, Regis Debray, Rafael Correa, Jean Paul Sartre, Carlo Frabetti Françoise Houtart, entre otros.
El libro compilado en ocasión de celebrarse cuatro décadas de los acontecimientos que se abordan en él, comienza con miradas retrospectivas, estudiando la generalización de la huelga realizada entre mayo – junio y lo que ella significó. Una segunda parte de la compilación se centra en acercar al lector a esa etapa con la reproducción de algunos textos que se escribieron y publicaron entonces, para analizar aquel importante episodio vivido en la Francia del presidente Charles de Gaulle.
Se habla de un hecho ocurrido menos de dos décadas después de que el mundo hubiese sorteado el fantasma pavoroso del nazismo, cuyo primer signo de renovación parecía vinculado a los procesos de revolución social y de descolonización en el Tercer Mundo, le tocaba ahora a la “culta y civilizada” Europa vivir la inoculación del germen generacional de las transformaciones radicales. En los días más álgidos de las protestas el país estaba prácticamente paralizado, por ejemplo, el día 22 de mayo se contaron entre seis y nueve millones de huelguistas de una población laboral de 15 millones en aquel entonces, más de cuatro millones permanecieron en huelga tres semanas y más de dos millones llegaron al mes, esas cifras dan una idea de la magnitud de ese movimiento social que se convirtió en político.
El prologuista del libro Aurelio Alonso, nos recuerda que existe una placa de bronce a la entrada de la iglesia del Sagrado Corazón, en la colina de Montmatre, París, conmemorando, en nombre de la burguesía francesa que la suscribe y que contribuyó a la elevación de aquel impresionante templo católico, el perdón que se pedía a Dios por el pecado de los ciudadanos de París que le habían ofendido al permitir la Comuna. ¡Perdón por el asalto al cielo de los communards! París tenía que lavar su pecado. Al menos hasta ahora a nadie se le ha ocurrido que haya que pedir perdón de manera tan solemne a Dios por mayo de 1968. Pero con la mayor frecuencia se sienten voces que suenan a arrepentimiento.
Una frase conocida dice “después de las barricadas del 68 el mundo no fue el mismo”, casi 60 años después, el mundo es diferente, pero no se debe a las barricadas. Aunque también, en la inspiración, las barricadas aparecen como reclamo.
En unos meses se estarán celebrando los 54 años de esos hechos en una Europa que hace aguas como Unión, debatiéndose entre una subordinación supina a los Estados Unidos, una ultraderecha xenófoba que cada día gana más espacio, fuertes corrientes separatistas y la crisis terminal del modelo neoliberal. Hecho que la “Vieja Dama” parece olvidar al mantener sus afanes de grandeza imperial, ya perdidos para siempre. Un grafiti famoso en esos turbulentos días decía. “Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”, no debe olvidarse. Con esto termino y recuerde si me ve por ahí me saluda.