La Habana, Cuba. – La obtención por el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) de 23 gobernaciones de los 24 estados con que cuenta Venezuela, y del 82 por ciento de los curules de la Asamblea Nacional en los comicios de este domingo, significan una reconfirmación de la victoria presidencial de julio y son, pues, el complemento necesario para que se acometa una nueva etapa de la Revolución Bolivariana.
El periodo que se abre no solo estará centrado en continuar venciendo la agresión imperial. Con el renovado poder que le dan esos resultados al modelo bolivariano-chavista, ese proceso profundizará el poder en la base, protagonizado por las comunas, los espacios territoriales empoderados desde los tiempos del líder Hugo Chávez, como núcleo esencial para materializar el Plan de las Siete Transformaciones: el programa de gobierno que marcará los próximos pasos en Venezuela.
Demostración por la paz
El convincente y extendido triunfo del PSUV en las elecciones legislativas y regionales ratificó su poder en algunas gobernaciones, y recuperó otras que habían ido a parar a manos de la oposición, como la del extenso y oriental estado de Zulia o la del llanero Barinas, cuna de Chávez.
Pero, aún sin esas victorias, ya el pueblo venezolano se había anotado un triunfo con su asistencia a las urnas, durante una jornada pacífica.
La participación popular demostró el fracaso de la derecha violenta, que llamó a la abstención, y que estuvo enrolada en nuevos planes violentos, desarticulados a tiempo.
Esos hechos significan otro mentís a los intentos de desacreditar la elección de Nicolás Maduro en julio mediante la falsa tesis del fraude, y son otro reconocimiento a la institucionalidad. Venezuela ratificó que es, mayormente, chavista.