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Los 165 países que exigieron este miércoles el levantamiento del bloqueo, demostraron la imposibilidad de Estados Unidos de doblegar al mundo.

Pese a las presiones que buscaron torcer voluntades, la causa de la Isla se anotó otra victoria con el respaldo de una comunidad internacional que mayoritariamente se negó a plegarse a Washington y no votó solamente por Cuba.

Al hacerlo, también reivindicaron el respeto al Derecho Internacional, a la dignidad y a su propia soberanía, hollada por el carácter extraterritorial de una política violatoria de todas las leyes de la convivencia internacional.

Siete votos en contra y 12 abstenciones completaron una pizarra en la Asamblea General de la ONU que, si bien mostró a países víctimas del chantaje o de las nuevas mentiras de la narrativa anticubana, constituyeron una cifra incapaz de evitar que Estados Unidos volviera al banquillo de hace más de tres décadas.

Mentira sobre mentira.

La falacia de la supuesta participación de Cuba en el conflicto Rusia-Ucrania, desmentida por nuestro país, ha sido el nuevo asidero de Washington para justificar su asfixia total contra la Isla, y ganar adeptos.

Se trata de otro embuste como mampara de su injustificable agresión, así como lo hacen las falsas acusaciones de que Cuba es un país promotor del terrorismo, o la historia farisaica de la trata de personas como Washington intenta disfrazar nuestra colaboración médica.

Tales pretextos fueron desmentidos por decenas de diplomáticos que a nombre de sus países, o como voceros de grupos de naciones, desmontaron el verdadero “teatro político” montado por Washington para intentar sostener su estrategia criminal, cada vez más cuestionada por los daños humanos que ocasiona a nuestro pueblo, y por la afrenta que constituye a los principios de la Carta de la ONU y al Derecho Internacional. 

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