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El Viejo Continente ha dado el primer paso para buscar una desescalada entre Israel e Irán, con un intercambio de tres sostenido por sus cancilleres con el homólogo de la nación persa, el viernes, en Bruselas.

Aunque el ministro del Exterior iraní, Seyed Abbas Araghchi, reiteró que su país solo negociará cuando Tel Aviv suspenda sus ataques, la reunión fue tildada de respetuosa y se menciona como «primer paso».

Ese es un indicio de que puede haber otros encuentros que acerquen una mediación. Sin embargo, en otros frentes bélicos candentes, la actitud de la Unión Europea no es la misma.

El conflicto en torno a Ucrania persiste alimentado por el respaldo europeo a Kiev, que el bloque pretende mantener sacando mejores lascas a los activos rusos valorados en 200 mil millones de euros, que mantiene congelados en Bélgica.

Asuntos de intereese.

Más que por el respeto a las leyes, los líderes europeos parecen motivados por salvar lo suyo. En el caso de Irán, no se han pronunciado claramente contra el carácter violatorio del Derecho que significa la agresión desatada por Israel, y parecen movidos para evitar el desastre que significaría para sus países (como para todo el mundo), que los enfrentamientos terminen en una conflagración nuclear.

En cuanto a Rusia, la Unión Europea tiene la intención ahora de seguirle robando, con la profundización de medidas coercitivas como la congelación de los activos de esa nación en el exterior.

Entre los miembros del bloque circula la propuesta de invertir ese dinero en sectores más rentables, de modo de seguir dando dinero a Kiev con los intereses de esos euros rusos invertidos, sin tocar los fondos congelados. Poca política y mucha transacción.

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