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La Habana, Cuba. – La tregua de cuatro días acordada por Israel y Hamas, junto a la liberación por Tel Aviv de 150 presos palestinos a cambio de la devolución de 50 de los rehenes israelíes, ha sido calificada por el propio gobierno sionista apenas como «un respiro» en lo que llamó «los combates», cuando lo cierto es que lo acontecido durante más de 40 días en Gaza ha sido la aplicación de tierra arrasada contra la población civil de ese territorio.

El acuerdo, alcanzado en la madrugada del miércoles con la mediación de Estados Unidos, Qatar y Egipto, provoca cierto alivio luego de la masacre que ha dejado hasta ahora más de 14 mil muertos palestinos.

Finalmente, la tregua permitirá socorrer a los heridos y paliar el hambre, con la entrada prevista de camiones con alimentos, agua y combustibles. Pero el problema no se ha resuelto.

Faltan las soluciones

Según el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la tregua podrá extenderse un día más por cada 10 rehenes liberados. Sin embargo, el propio premier ha dicho que su compromiso es la liberación de todos los rehenes y que, al concluir la pausa, las operaciones en la Franja continuarán.

El propósito de Tel Aviv, dijo, es la eliminación de Hamas y la garantía de un poder que no represente «una amenaza» para Israel. Pero no es ese el único peligro.

Más allá del todavía incierto cierre de este capítulo dantesco en Gaza, la ausencia de  soluciones definitivas que logren la paz, la justicia y el goce de sus derechos a los palestinos, seguirá constituyendo una amenaza para la estabilidad de la región y, sobre todo, para la vida con dignidad de ese pueblo, que sigue sufriendo el despojo de sus tierras, y demandando su reconocimiento como Estado.