Compartir

La Habana, Cuba. – Donald Trump sigue sin entender que las medidas coercitivas son soga para el cuello del Imperio. Las sanciones estimulan la unión del sur global, pues a los castigados no les queda otro remedio.

Hace unos días, la imposición de gravámenes del 50% a una larga relación de productos de Brasil, terminó por facilitar una nueva entrada de China a la región, que es precisamente lo que Estados Unidos no quiere.

Beijing ofreció comprar su producción a 180 empresas brasileñas que comercializan café, así que Washington tendrá que buscar en otro lado un tercio de sus importaciones del grano. Ahora es el disparo contra la India el que le sale por la culata.

Trump amenazó a esa nación el miércoles con imponerle aranceles adicionales de un 28% (que pudieran llegar a 50 para algunos productos), y Nueva Delhi respondió ratificando su alianza estratégica con Moscú.

Tres tazas

Dicen que a quien no quiere caldo… le dan hasta la repugnancia… En verdad, las sanciones contra la India están enfiladas contra Rusia y tienen, por tanto, un carácter extraterritorial e injerencista.

El portavoz del Departamento de Estado ha dicho que lo que les preocupa es la compra por Nueva Delhi de petróleo ruso. El fin último es que todos cumplan las medidas coercitivas impuestas a Moscú, y conducir a Rusia a una negociación con Kiev que el Kremlin quiere, pero donde se aborden las causas que dieron lugar al conflicto con Ucrania.

Con su chantaje, sin embargo, Trump consigue lo contrario.

El Primer Ministro indio respondió que su país defenderá la producción local, aunque sea a un alto precio, y observadores estadounidenses como The New York Times estimaron que la medida solo fortalecen la alineación de India, Rusia y China. A eso conduce el proyecto hegemónico de Trump.