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La Habana, Cuba.- Otra marcha de los seguidores de Evo Morales para reclamar su inscripción como candidato presidencial, es la más reciente muestra del resquebrajamiento que experimenta la unidad del Movimiento al Socialismo, y que arrastra a sus bases.

A las puertas de los comicios previstos en agosto, el presidente Luis Arce renunció a su candidatura, dijo, en favor de esa unión, y el MAS proclamó este viernes como aspirante al ministro de gobierno Eduardo del Castillo, acompañado de un dirigente campesino, Milán Berna.

De otro lado, el titular del Senado y cuadro político del MAS, Andrónico Rodríguez, también anunció hace unos días su candidatura por otra organización, el Movimiento Tercer Sistema, sin renunciar —dijo— al MAS.

Mientras, Evo reclama la decisión del Tribunal Constitucional que reiteró la imposibilidad de que se postule a otro mandato, y lo inhabilitó.

Cerrar el paso a la derecha

De la mano del MAS y con el triunfo de Evo en 2005, Bolivia llevó por primera vez a la presidencia a un indígena, declaró una República Plurinacional y, mediante nueva Constitución, renegoció los convenios de explotación de sus hidrocarburos, de modo que las riquezas no se las siguieran llevando las transnacionales.

Por años, Bolivia fue el país que más creció en la región. También se cuenta entre sus victorias la reversión del golpe disfrazado de fraude electoral que la derecha, los supremacistas blancos y el imperio, asestaron al pueblo en 2019.

Ahora planea otra vez el peligro de que esos sectores retardatarios aprovechen las diferencias irresueltas en el MAS, para robar al pueblo el modelo que durante 20 años ha construido.

Ello sería una pérdida para Bolivia, y para el progresismo en Latinoamérica.