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La Habana, Cuba. – Una de las tácticas hegemonistas Made in USA consiste en buscar la paja en el ojo ajeno, imbuida del torcido y prepotente entendimiento de que los pareceres y comportamientos gringos son los únicos universalmente valederos.

Y lo decimos porque desde hace buen tiempo proliferan “analistas” y “prestigiosas instituciones” con sede en Occidente, y especialmente en suelo norteamericano, dedicadas a intentar similitudes entre las históricas relaciones de bravuconería de Washington hacia América Latina, con las que hoy buena parte del Sur de nuestro Hemisferio ha establecido con China.

La intención es crear la imagen de un Beijing explotador, indecente, oportunista, tramposo y discriminador, a la usanza del nefasto comportamiento de los intereses estadounidenses en nuestra expoliada zona geográfica.

Claras realidades

Pero dejemos la adjetivación y hablemos en puridad. China tiene intereses geopolíticos y nacionales como cualquier otra nación, pero su postulado económico es establecer relaciones externas donde todas las partes ganen con equidad.

Al menos el gigante asiático no expolia, monopoliza, saquea, violenta, despoja y ataca para apoderarse de las riquezas ajenas, algo que sí hacen otros poderes que justo están muy interesados en denostar la presencia china en América Latina, el titulado “traspatio histórico de los Estados Unidos”, para seguir haciendo de las suyas en el Sur del Hemisferio.

No es lo mismo entonces tratar con quien te apalea, denigra, ultraja y humilla, que con aquel que lo hace con seriedad, igualdad, respeto y en busca de beneficios compartidos, como lo realiza la nación asiática.