Compartir

Desde pequeños decimos “… seremos como el Che” Pasa el tiempo, crecemos, y dejamos de hacer matutinos, ya no hacemos fila para volver a decir el lema de los pioneros, pero, ¿ya somos como el Che?

Ser como Ernesto Guevara significa entrega, sacrificio, sobreponer los problemas ajenos por encima de los nuestro, pensar en el bien colectivo antes del personal. Ser como el Che aún está lejos de lo que hemos logrado ser.

Pero a muchos le gusta el Che. Una de las figuras más repetidas de los dibujos en la piel es precisamente su imagen, el ícono que Korda le regaló al mundo. Y no todos son argentinos, cubanos o socialistas, basta ser rebelde para querer portar la imagen del guerrillero heroico.

Para Cuba el Che es un hijo más, un revolucionario que vino en el Yate Granma y que se hizo más grande aún en la Sierra Maestra; un estratega militar que coronó en situaciones puntuales como lo fue la batalla de Santa Clara, por eso para Santa Clara el Che tiene un significado especial.

Y es en esa ciudad donde vive, porque no ha muerto. Es en el Memorial que lleva su nombre donde descansa hasta la eternidad, junto a sus compañeros masacrados en Bolivia.

El Memorial de Santa Clara se construyó en muy poco tiempo. Cuando encontraron los restos del Che, y se decidió el lugar para su reposo infinito, comenzó la obra. El pueblo ayudó a colocar cada piedra, el trabajo fue intenso, se trabajó durante las 24 horas del día, pero valió la pena; porque no son construcciones rocosas, es historia inmortalizada, es Cuba, es el Che.

Visitar el Memorial, ser parte del misticismo que guarda es un honor. Yo fui, caminé por todo el espacio, en los exteriores donde está la magnífica escultura, tan grande como él, y en su interior, en la intimidad, sus restos.

Yo quiero ser como el Che, quiero ser parte de la historia que me tocó vivir, quiero dejar mi huella, ser útil a mi país, al mundo. Pero el reto es grande. Dejar a tu familia en un país extranjero para comenzar otra lucha no es acto común en muchos hombres. Por eso Ernestico es un HÉROE, un mayúscula, por eso todos los niños en Cuba quieren ser como él.

FOTOS: Leidys Hernández Lima