La percepción del sonido de la propia voz suele generar una sensación desagradable y ser, en ocasiones, hasta tortuosa.

Existen dos teorías que dan una explicación a ese fenómeno de aversión que puede experimentar la mayoría de los seres humanos.

Por ejemplo, la teoría de los dos canales responsabiliza al cráneo de esa situación molesta, pues debido a la fisiología del grupo de huesos que forman el caparazón de la cabeza, esta ejecuta un sonido encapsulado o envolvente, que desaparece al ser captado en una grabación.

En ese sentido, la diferencia en la recepción del sonido se debe a que las ondas llegan a los oídos a través de dos canales o bandas por separado.

Otra teoría consiste en la concepción psicológica ante los avances tecnológicos, los cuales han permitido que nos sea más usual reconocer y asumir la propia voz reproducida por grabaciones.