Por Carla Suárez
Este 24 de octubre de 2025, la Organización de las Naciones Unidas conmemora ocho décadas de existencia, marcada por el propósito fundacional de preservar la paz, fomentar la cooperación y promover la justicia internacional.
Ochenta años después, el sistema multilateral enfrenta una de sus pruebas más complejas: un escenario global profundamente desigual, erosionado por el unilateralismo, la manipulación del derecho internacional y la persistencia de conflictos que amenazan la estabilidad y el desarrollo de las naciones.
Para Cuba, miembro activo de la ONU desde 1945, este aniversario constituye una oportunidad para reafirmar su compromiso con los principios de soberanía, igualdad soberana de los Estados y solución pacífica de las controversias —valores inscritos en la Carta de San Francisco y que han guiado la conducta internacional de la Revolución desde 1959—.
A lo largo de su historia diplomática, la Isla ha defendido el papel central de la ONU como espacio de concertación, diálogo y equilibrio frente a las imposiciones hegemónicas.
Cuba por la igualdad entre los pueblos
Desde su activa participación en el Movimiento de los Países No Alineados hasta su constante denuncia del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos —reprobado anualmente por la Asamblea General—, Cuba ha hecho del multilateralismo una práctica y una convicción.
Su voz ha sido firme en la defensa de los pueblos del Sur, en la promoción del desarrollo sostenible y en la lucha por un orden económico internacional más justo, equitativo e inclusivo.
En ámbitos decisivos como la salud, la educación y la cooperación Sur-Sur, la presencia cubana ha trascendido la retórica diplomática para convertirse en acción concreta: brigadas médicas internacionales que han salvado millones de vidas, experiencias de alfabetización replicadas en varios continentes y una diplomacia de paz que demuestra que la solidaridad también es un principio jurídico y moral en el sistema internacional.
No obstante, la ONU del siglo XXI enfrenta desafíos que amenazan su credibilidad y eficacia: el veto en el Consejo de Seguridad, el debilitamiento de las instituciones multilaterales y el creciente desprecio de algunos poderes por las normas del derecho internacional. En este contexto, Cuba ha abogado por una profunda democratización de las relaciones internacionales, la reforma de las estructuras de gobernanza global y el fin de las políticas coercitivas unilaterales que violan los propósitos y principios de la Carta.
80 años por la justicia y la paz
Celebrar los 80 años de la ONU es, para Cuba, celebrar también la vigencia de la diplomacia de los pueblos: aquella que busca el entendimiento antes que la confrontación, la cooperación antes que la dominación.
La voz de la Isla en el escenario internacional continúa recordando que la paz no es solo la ausencia de guerra, sino la presencia activa de la justicia.
En momentos de incertidumbre global, reafirmar el espíritu de San Francisco exige escuchar a las naciones pequeñas pero dignas, a los pueblos que, como Cuba, han demostrado que la cooperación y el respeto mutuo son las únicas vías legítimas para garantizar un futuro de equidad y seguridad colectiva.