La Habana, Cuba. – Un día como hoy, hace 100 años, Santiago de Cuba vio nacer a Luis Mariano Carbonell Pullés, artista irrepetible que dominó con gracia natural el sumun de la declamación, además de especializarse en el montaje de voces y convertirse en repertorista de probados conocimientos.
Pianista y profesor de idioma inglés, a Luis Carbonell se le recordará siempre con sus cubanísimas guaracheras y las simpáticas estampas escritas por autores como Arturo Liendo, Aquiles Nazoa y Félix B. Caignet, entre sus preferidos.
De acuerdo con el escritor, Reynaldo González, sus manos ofrecían una novedosa expresividad al recitar, su acendrado paladeo de la música ayudaba a sus presentaciones; traía en la voz algo de bongosero tradicional, decantado por un refinamiento criollo, la flexibilidad de lo vivido y asumido.
Luis Carbonell era inimitable.