La Habana, Cuba. – Luiz Inácio Lula da Silva retornó a la presidencia de Brasil, algo que parecía imposible cuando estaba injustamente en la cárcel o sufriendo el descalabro político que afectó a la izquierda brasileña.
Lo logró sobre la base de sus aciertos y los de su partido.
Cuatro puntos propiciaron la victoria de Lula: los Lineamientos del Programa de Reconstrucción y Transformación de Brasil,con un gran nivel de detalle para que sean cambios implementables; el fuerte rechazo a Bolsonaro, quien es el primer presidente de Brasil que pierde un intento de ser reelecto; la añoranza popular por los gobiernos pasados de Lula; y la conquista del centro político que Lula disputó con éxito a lo largo de la campaña, sumando como vicepresidente a Geraldo Alckmin, ex rival suyo de centro derecha al que derrotó en las elecciones de 2006.
Un nuevo periodo democrático
Con la toma de posesión de Lula, Brasil cierra un ciclo de ruptura de la democracia, iniciado con el golpe en contra de Dilma Roussef, en 2016.
Los brasileños han sufrido la reintroducción del modelo neoliberal, la recesión, el desempleo y el autoritarismo.
Desde su victoria, Lula ha ocupado todos los espacios políticos, ha recibido saludos de Biden, de Putin, de Macron, Xi Jinping, intercambió con Alberto Fernández; asistió a una reunión global del clima, en Egipto; López Obrador lo invitó a un evento internacional en México; y llevará su visión del mundo a la Reunión del Foro Económico Mundial.
Muchos partidos negocian adhesión al gobierno, lo cual propiciará la mayoría parlamentaria que necesita. Su toma de posesión será un gran evento, de proyección internacional, y Brasil ya vive el clima pos-Bolsonaro, con Luiz Inácio Lula da Silva como protagonista.