La Habana, Cuba. – En la decimotercera entrega de PodCast Reloj conversamos con el periodista Francisco Rodríguez, más conocido como Paquito, un cubano realmente polifacético, fiel activista por los derechos de la comunidad LGBTQ+, pero más que nada un revolucionario incansable. Su visita nos arrojó luz sobre determinados aspectos que debemos tener en cuenta para la futura consulta popular del proyecto de Código de las Familias que tendrá lugar en toda Cuba desde febrero y hasta abril.

¿Qué es lo necesario para considerarse una familia?

Yo creo que básicamente el concepto de familia, como casi todo en la vida, es histórico, va evolucionando con el tiempo y ha llega un momento en que se ha comprendido que la familia (o las familias) se basan, sobre todo, en el afecto. Hay distintas maneras de constituir una familia y es lo que trata de proteger esta legislación que se está construyendo en Cuba y que resulta muy avanzada en el modo de ver la institución familiar en las actuales circunstancias.

Durante muchos siglos, el tema de la consanguinidad, el ser descendiente biológicamente de una persona era lo que definía ese vínculo familiar, pero con el tiempo hemos ganado en amplitud de ese concepto, e incluso la misma historia demuestra que no siempre el vínculo consanguíneo es más fuerte.

Un proceso muy importante antes del referéndum es la Consulta Popular que se debe realizar en los meses de febrero a abril de este año. Va a ser un momento importante en la construcción del consenso a nivel social de estos conceptos que se están proponiendo y que son el resultado del desarrollo histórico de la sociedad cubana y de muchos años de trabajo de investigadores, de científicos y científicas y de activistas que han identificado determinadas dificultades en el Código de familia actual, en vigor desde 1976. Hay muchas de las realidades que se describen ahí, que en su momento fueron muy progresistas, pero la vida les ha pasado por encima y han surgido otras miradas, incluso desde el derecho, no solo en Cuba, sino a nivel internacional, que de alguna manera tienen que ser validadas en esta nueva ley.

¿Está Cuba, o este Código, intentando inventar o descubrir algún nuevo tipo de familia?

No. En realidad el Código de las Familias lo que hace es dar amparo jurídico y garantía a la ciudadanía con vínculos que existen, que son usuales en la sociedad cubana y que tienen determinado nivel de desprotección. Por otra parte, también se proyecta hacia el futuro porque hay enfoques innovadores en relación con el tema de los derechos de las personas, de los propios miembros de la familia, con un sentido muy humanista. Estoy pensando en la protección de la dignidad de todos los integrantes de la familia, por ejemplo, los adultos mayores, los niños, niñas y adolescentes, aquellos parientes a quienes no siempre se les han valorado su opinión o su relación con los menores. El concepto de esta ley (en el sentido de que se proyecte hacia futuro) es porque abarca toda una amplia gama de relaciones familiares que de alguna manera no estaban incluidas en la legislación anterior, que era mucho más restrictiva e hija de su contexto pues se veía a la familia de una manera mucho más nuclear.

Yo creo que el propio desarrollo social de Cuba a partir de los cambios que ha propiciado la Revolución ha democratizado el concepto de la familia. Yo creo que esta es mucho más amplia de lo que uno piensa o define, incluso legislativamente. Y el Código lo que busca es eso: dar alternativas. Esta propuesta que se nos ha hecho (y que desde el activismo nos ha parecido tan fenomenal), la han elaborado especialistas, juristas, una comisión con distintas voces que han ido aportando y se parece mucho a lo que queríamos algunas personas que durante muchos años hemos estado notando las carencias que posee la ley vigente.

¿Cuba está preparada para recibir esta nueva Ley?

¡Cuba está preparadísima! De hecho este proyecto es una consecuencia de toda esa evolución de la sociedad cubana. Yo pienso que estamos mucho más que preparados; estamos necesitados de este código, porque la sociedad cubana lo ha ido madurando desde distintos puntos de vista, desde la propia práctica social, desde la propia forma en que se han ido estableciendo nuevos vínculos.

Al menos yo empecé a oír hablar de cambiar el Código de Familia (que ahora se llama el Código de la Familias) desde el 2008 y pienso que si lo hubiéramos hecho cuando queríamos algunas personas, no hubiera quedado tan bien como ahora.

Considero que estamos mejor que en ningún momento y este es el gran valor de este proyecto que llega justo para resumir todo un recorrido de conocimientos y de vivencias y hallarle soluciones para el presente y el futuro.

Sin embargo, hay un sector muy conservador que puede resistirse a estos cambios. ¿Cómo se educa?

Yo creo que hay que escuchar a todos, y ese es el objetivo de la consulta. Hay que dejar que la gente hable y que manifieste sus dudas e inquietudes. Muchas veces el desconocimiento es el que fundamenta estas actitudes resistentes al cambio. Pero incluso a esas personas también hay que escucharlas y quitarle sus miedos, sus vacilaciones o sus preocupaciones, porque este proyecto de código está sustentando los cambios que nos dimos por amplia mayoría en la Constitución de 2019.

Estos son elementos que hay que explicarles a las personas. Tú no puedes establecer determinados principios constitucionales y después incumplirlos en una ley. Yo creo que esto hay que razonarlo para que la gente entienda.

A veces nuestra postura como activistas ha sido de confrontación (y me autocritico, porque yo también lo he hecho), de querer convencer y hasta vencer a quienes piensan diferente, sin darnos cuenta de que el camino es otro, el camino es sumar, el camino es darle elementos para que recapaciten. Lo bueno de este proyecto es que no le quita nada a nadie, al contrario, lo que le da a todo el mundo un reconocimiento.

Todas las familias van a verse identificadas en este proyecto de código cuando se estudie, porque esa es otra cosa que hay que recomendar, hay que estudiarlo. No nos podemos llevar por lo que nos dicen o por las matrices de opinión que nos quieren imponer a veces de focalizar determinados asuntos y desconocer otros. El proyecto es una unidad con muchos capítulos y artículos y, por tanto, no podemos absolutizar una solución u otra; hay que verlo en su conjunto, porque a lo mejor me toca menos de cerca determinada problemática, pero me veo identificado en otra y esto es lo que hay que promover.

Que, además, cuando después de la consulta votemos por este código, nos demos cuenta de que estamos votando por un conjunto de transformaciones que va mucho más allá de nuestros propios intereses. Y eso es lo fundamental.

De cara a la consulta popular; un mensaje para las familias

Bueno, primero que se estudien y se lean el proyecto de Código de la Familias y busquen los puntos de contacto y de mejoría para su vida que hay en esta propuesta. Yo pienso que todas y todos vamos a encontrar ahí esperanzas, expectativas, cosas que queremos y que nos preocupan. Tenemos unos meses por delante que van a hacer muy interesantes, donde seguramente vamos a salir con un mejor proyecto de Código de las familias, y desde el periodismo tenemos la responsabilidad de contribuir a su educación.

Mi recomendación a la ciudadanía es que se busquen en el Código, que se enamoren de este proyecto y que lo defiendan con su criterio y su voto.