La Habana, Cuba. – Sobrecoge imaginar las circunstancias en que el periodista checo Julius Fucik escribió su último testimonio. Militante comunista desde muy joven, fue activo luchador contra la ocupación nazi y -capturado por la Gestapo- sufrió torturas atroces.

Tuvo la certeza de una muerte inevitable. Pero tuvo tiempo, casi en agonía, para escribir sus letras postreras, sacadas clandestinamente de la prisión. En ellas habló de justicia, libertad, esperanza.

Al final de la guerra, su viuda pudo ordenar aquellas páginas sueltas y darle forma al libro Reportaje al pie de la horca, que culmina con una frase estremecedora: Hombres, los he amado. ¡Estad alertas!

Fucik fue al patíbulo el 8 de septiembre de 1943, y a él se dedica el Día Internacional del Periodista. Por la alegría -dijo- fue al combate y cumplió su deber con entereza.