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Granma, Cuba. El 2 de agosto de 1911 falleció en Guatemala el poeta y periodista José Joaquín Palma Lasso de la Vega y sus restos esperaron cuarenta años para cumplir su voluntad de descansar en una tumba en la orilla sagrada del río Bayamo, en su ciudad natal.

El patriota y defensor de la justicia cumplía funciones como diplomático, y es cierto que se erige como uno de los más destacados hombres de su tiempo en Cuba, Honduras, Guatemala, las Antillas y América Central en general.

José Joaquín Palma se integró desde los inicios a la revolución de mil ochocientos sesenta y ocho, participó en el alistamiento de hombres, fue Ayudante de Campo de Carlos Manuel de Céspedes, e incendió su hogar durante la memorable quema de Bayamo.

Obligado a emigrar, transitó por Jamaica, Nueva York, Honduras y Guatemala, país que le considera el más predilecto de sus hijos adoptivos.

El himno nacional de Guatemala

En 1897, el cubano José Joaquín Palma escribió la letra del Himno Nacional de Guatemala y la música recayó en el compositor Rafael Álvarez Ovalle.

La obra respondió a un concurso cuya acta final declara: “El himno que empieza con las palabras Guatemala feliz y lleva al pie la de Anónimo entre paréntesis, es el que mejor responde a las condiciones de la convocatoria y merece, por lo tanto, el premio ofrecido”.

Sin embargo, no fue hasta 1910, a menos de un año de su muerte, que el poeta develó su autoría y el gobierno de Manuel Estrada Cabrera lo premió a él y Álvarez Ovalle con coronas de laurel de oro en las Fiestas Minervalias.

José Joaquín Palma fue el primer director de El Cubano Libre, periódico pionero del Ejército Libertador, y su obra poética se asienta en la segunda generación romántica cubana.

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