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Por: Yoelvis Lázaro Moreno

Como tierra de leyendas que atesora una rica cultura musical, festiva y danzaria ha sido definida Sancti Spíritus. Y es que en la mezcla que distingue la cultura de esta provincia sobresalen elementos de la identidad nacional, como el punto y las tonadas, la trova, las manifestaciones de la tradición afrocubana y las fiestas populares.

Si hablamos del punto espirituano, de raíz hispánica, traído por los emigrantes canarios, hay que reconocer que este se distingue por su singular armonía de acordes y la complejidad de su interpretación.

Las décimas se cantan a dos voces y están sujetas a un metro fijo y complejo que exige oficios y aptitudes del cantor.

Quizás esto explica su poca difusión fuera de la provincia, pues no todo aquel que se lo proponga puede entonarlo con igual suerte, además de que se toca con acompañamiento de tres, bongó de cuña, botijuela, claves, güiro y guitarra.

Trova, fiesta y punto en la tradición yayabera

La música marca lo más genuino de la cultura espirituana. Mención especial merece el cancionero trovadoresco de esa región, en el que sobresale Miguel Companioni, autor de más de 300 obras, entre las que se incluyen piezas antológicas como Herminia, Rosalba y Mujer perjura.

Según afirman entendidos en el tema, cuando se habla de vieja trova, hay que remitirse a Sancti Spíritus, aun cuando Santiago de Cuba haya sido la cuna del género.

Por su parte, las fiestas del Santiago espirituano están bien identificadas por el altisonante repiquetear de los cuerpos y los hierros acompasados por la voz líder de las trompetas, y el punto parranda, variante del punto autóctono de Sancti Spíritus, se cuenta entre los bienes inmateriales de la provincia.

De ahí que sea apreciable el legado sonoro yayabero en el ajiaco que compone nuestra identidad nacional.