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Por: Lázaro Silva Ochandía

Durante su segundo viaje a Cuba en 1804, el Barón Alejandro de Humboldt, junto al botánico y médico francés Amado Bompland, disfrutó su recorrido por la amplia zona del Valle de Güines, dedicada durante esa época a cultivar la caña de azúcar.

Al escribir el Ensayo Político sobre la Isla de Cuba, el considerado su segundo descubridor menciona con gran admiración la cadena de pequeñas elevaciones que rodean por el norte la llanura de Güines, lugar donde analizó los suelos y visitó las cuevas en las áreas de la hoy conocida Loma de Candela.

El reconocido sabio alemán señaló también en sus escritos la importancia de las zanjas allí existentes, las otras formas de regadío y prestó gran interés al río Mayabeque, nombre dado a la nueva provincia hace ocho años.

Tierra de gran riqueza

Abilio González, historiador de Güines, manifestaba que a Alejandro de Humboldt le llamó mucho la atención los cañaverales e ingenios de la zona y la gran mano de obra esclava compuesta por negros africanos.

En sus escritos de 1798, el sabio alemán señaló también que, por el potencial hidráulico de la zona, se pretendió construir un canal que atravesara de sur a norte y unirlo a la capital, para que las naves de poco calado trasladaran rápido y directo las mercancías al puerto de La Habana.

En las cartas a criollos notables, Alejandro de Humboldt reconoció la hospitalidad de los residentes de Güines, su sencillez y amor por el bien público.

Ello prueba la filial relación que sembró en esa y otras tierras de la hoy provincia de Mayabeque.