Por ARGELIO SANTIESTEBAN

En el habla del cubano, “ripiera” se aplica a quien pertenece al más desvalido estrato económico.Es voz que aparece en nuestra literatura.

Así, dicen unos versos de José Zacarías Tallet: “Tú ere negro ripiera / pero no ere liberá / tu no fuite machadita / ni fuiete …”.

Por su parte, Nicolás Guillén escribe en uno de sus poemas: “Se sabe que una ventolera / soplando a veces levantó / en un gran golpe a Juan Ripiera…”.

Ahora les digo que hay un cayo avileño que se llama Felipe el Grande. Mas no piense que el monarca alguna vez se vacacionó en aquel amable paraje.

Es imposible: al taciturno constructor de El Escorial jamás se le ocurrió pasar a este lado del charco atlántico.

En el idioma, el calvario de la resaca

Queridas comadres, estimados compadres: seamos transparentemente sinceros como para admitir que, alguna vez, en una noche de fiestanga olvidamos por completo los límites que indica la racionalidad.

Al otro día, lo que fue jolgorio, se torna suplicio, con una debacle lo mismo fisiológica que moral.

En Cuba llamamos “matar al ratón” al hecho de ingerir una dosis de bebida alcohólica, en la mañana, tras un exceso etílico, para suprimir sus secuelas.

El increíble malestar de la resaca ha hecho sospechar al borracho, desde tiempos inmemoriales, que tiene algún tipo de animalejo fastidioso alojado en el estómago, o en la caja craneana. Así, por ejemplo, allá en el coloso sureño, en Brasil, dicen “matar o bicho”.