El 22 de octubre, el presidente estadounidense Jonh Kennedy anunció públicamente su decisión de imponer el bloqueo naval a Cuba y exigió la retirada incondicional y bajo inspección de los misiles soviéticos.

Así iniciaba la semana de la Crisis de octubre, sobre la cual dijo Fidel años más tarde: la idea del retroceso nunca pasó por nuestra mente; a los cubanos nos quedaba claro que la tarea era prepararse bien para resistir con firmeza la agresión imperialista y así se hizo.

En la noche del 23 de octubre, el Comandante en Jefe compareció ante la radio y televisión cubanas, para explicarle al pueblo la situación existente y refutar las imputaciones hechas por el mandatario norteamericano.

Fidel dejó claramente sentado que el gobierno cubano no tenía obligación de rendir cuenta a Estados Unidos, y negó que ese país tuviera derecho a decidir la clase y número de armas que Cuba debía tener.

Tuneros en puestos de lucha

El Comandante en Jefe dio la alarma de combate al iniciar la Crisis de Octubre, y se movilizaron en Las Tunas las Milicias Nacionales Revolucionarias, las Fuerzas Armadas y la Defensa Popular, y miles de personas tomaron sus puestos de lucha.

En el territorio se dislocaron tres bases coheteriles soviéticas, una de éstas en la finca ganadera de Potosí, sede del Estado Mayor del segundo Regimiento de Defensa Antiaérea, sobre la cual realizó vuelos rasantes la aviación yanqui.

La parte soviética y tunera acordaron intervenir las clínicas privadas en la ciudad y ponerlas a disposición de contingencias, y se crearon grupos sanitarios con participación de cederistas y federadas.

Del patriotismo de los tuneros ante la Crisis de octubre dieron muestras las mujeres en diversas tareas, y se desplegó un batallón de 500 hombres, en la costa de Manatí, de Mono Ciego hasta Tabor.