El próximo año será un período de prueba para la integración económica en América Latina, por las tensiones comerciales que se generan en el mundo y los efectos del debilitamiento de la economía global.

La repercusión de la guerra comercial de Estados Unidos contra China puede abrir el mercado de esos países a productos latinoamericanos sustitutivos de los gravados por el litigio; o restringir las importaciones de los países envueltos en el conflicto.

En cuanto a las perspectivas de la economía global se espera que la reiterada subida de los intereses bancarios en Estados Unidos provoque un perjuicio adicional para los países deudores de escaso desarrollo.

La economía de la región crecerá a un ritmo lento para impulsar el desarrollo, por lo cual la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena, demandó ampliar el comercio entre los países vecinos.