Compartir

Razones suficientes tuvieron los obreros del sector azucarero para lograr que Jesús Menéndez Larrondo ocupara la secretaría general de la Fe­deración Nacional de Obreros Azu­careros.

Fue inmenso su batallar a favor de esos trabajadores, por los que sufrió cárcel, vejaciones y persecución. Su vida siempre estuvo en el filo de la navaja.

En dos ocasiones resultó electo para la Cámara de Representantes. Desde joven padeció el maltrato y la explotación más severa.

Por su constante batallar concretó algunas de­mandas históricas más anheladas por los azucareros como el convenio colectivo de trabajo, la creación del retiro azucarero, el régimen salarial que estableció aumentos de sueldos de 32 por ciento, y el pago del diferencial azucarero.

A 70 años de su asesinato Jesús Menéndez permanece como ejemplo de valor y conciencia obrera.