Muertos por la Covid-19 en las calles de Ecuador

La Habana, Cuba. – Da grima y pena ajena ver los cadáveres insepultos dentro de las casas o tirados en las veredas, y a las personas desfalleciendo en plena calle en medio del azote por la epidemia de la Covid-19 en Ecuador.

Y es que resulta difícil siquiera imaginar tal escenario en cualquier ciudad de Cuba, con la cual el gobierno de Lenín Moreno decidió unilateralmente terminar los convenios de salud, siguiendo los malos pasos del Bolsonaro brasileño.

Sin ánimos de hundir el dedo en la herida, lo cierto es que el hecho pone de relieve el colapso del sistema sanitario en un país con una crisis que estalló en octubre pasado, cuando el pueblo plantó bandera frente al neoliberalismo.

Lejos quedan los días de la Revolución Ciudadana que puso a Ecuador en el mapa de la integración regional y la prosperidad para todos con aquella dulce frase del buen vivir.

A la deriva

Sin haber calentado todavía la butaca presidencial del Palacio de Carondelet, el presidente Lenín Moreno comenzó a tirar el timón para la derecha, y Ecuador perdió el rumbo que había tomado con Correa al frente de aquel alentador Socialismo del Siglo XXI.

Tresaños después, la pandemia del nuevo coronavirus llega a un barco que hace aguas, y que ya venía infectado de otra epidemia que se llama neoliberalismo.

El propio Correa ha lamentado con dolor el panorama que se ha visto en su natal Guayaquil, donde se muestra la dureza de un Estado ausente, entretenido con persecuciones políticas, mientras el país queda como uno de los peores ejemplos en la lucha contra la Covid-19.

La tragedia ecuatoriana deja un sabor amargo para Nuestra América, pero sobre todo vuelve a enseñar al mundo que la salud pública es un derecho que no puede quedar a la deriva.