Conducta ciudadana, ¿qué es eso?. Alguien diría que se trata de la disciplina que debemos mantener en la vía pública. Otros afirmarían que es la forma de comportarnos en un ómnibus.

O quizás es hacer cumplir aquel manual de educación formal que ya no encontramos ni siquiera en las bibliotecas de libros raros. Conducta ciudadana.

¿Estaremos acaso hablando de un rezago de la Guerra Fría? Eso pudiera pensar quien aprecie nuevas y viejas formas de comportamiento que dejan mucho que desear en este archipiélago.

Pero no bastan las buenas intenciones, ni es suficiente con los bienvenidos spots televisivos, que llaman a un adecuado comportamiento y al sentido común, a pesar de que en ocasiones ese es precisamente el menos común de los sentidos.

La familia: célula fundamental de la sociedad

El cubano de hoy ha cambiado mucho durante estos años de Revolución. Se ha elevado el nivel de instrucción con personal altamente calificado, y a pesar de las agresiones y del bloqueo, Cuba se mantiene actualizada en la aplicación de los adelantos científico-técnicos.

Sin embargo, en ocasiones olvidamos que cultura es mucho más que un título universitario.

Se requiere que sea un aprendizaje general-integral, lo que incluye estar informado sobre lo que ocurre en el mundo. Todo ello relacionado con la Historia Universal y especialmente la de nuestro país.

Tampoco debemos olvidar aquella máxima de los clásicos del marxismo que señalaron que la familia es la célula fundamental de la sociedad. De eso se trata, de que la primera escuela sea el hogar con todos sus moradores

Haz lo que yo digo…y hago

El niño hace más lo que ve hacer que lo que dicen que haga, así señalaba un material instructivo que exhibía la televisión cubana hace algunos años.

Nuevas generaciones de cubanos empujan con fuerza para ser escuchados y que se respeten sus derechos, pero…de qué derechos se puede hablar cuando vemos padres que ofenden a sus hijos y acto seguido les espetan: “Tú no te gobiernas. Tienes que hacer lo que yo te mando”, todo ello acompañado de las mismas groserías que luego se irradian en los jóvenes.

No se puede tapar el sol con un dedo y creer que todo se resuelve con escuelas y universidades. Desgraciadamente, en no pocas ocasiones los adultos olvidan aquella frase martiana que recomendaba: “Hacer es la mejor manera de decir”.