El mosquito Aedes aegypti tuvo su hábitat original en África, específicamente en Etiopía, donde aún hoy es una especie silvestre. Pero este insecto que nos pica y enferma ha ampliado mucho su zona de vida, y en la actualidad se le encuentra en regiones muy alejadas de las que inició su vuelo letal.

Desde hace siglos empezó una dispersión por el planeta, que lo ha llevado a convertirse en un mosquito cosmopolita. Su propagación está asociada al accionar humano, pues ha sido el hombre quien ha trasladado sus huevos, larvas y adultos en aviones, barcos y transportes terrestres.

La diseminación además ha respondido a situaciones ambientales como la deforestación, el calentamiento global y otros impactos en el entorno, también provocados por la actividad humana.

Actualmente, la presencia del Aedes aegypti se constata en la mayor parte de las áreas tropicales o subtropicales del planeta, entre otras regiones.

Gran problema

El dengue, trasmitido por el mosquito Aedes aegypti, es un problema creciente de salud pública en el mundo, donde circulan los cuatro serotipos de la enfermedad.

Más de 100 países están afectados, donde se superan los 50 millones de casos informados cada año, incluidas 500 mil hospitalizaciones y unas 20 mil defunciones.

Según entidades sanitarias internacionales, la urbanización no planificada, las dificultades en el abastecimiento de agua y la carencia de insecticidas efectivos son algunos de los factores relacionados a la diseminación del Aedes aegypti por el mundo.

A la expansión geográfica del mosquito ha contribuido el comercio internacional de neumáticos usados, que al acumular agua de lluvia, constituyen hábitats ideales para la postura de huevos del Aedes. Se suma el deterioro de los programas de control del vector, y la falta de educación sanitaria.

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