Mostrar la historia de las droguerías en La Habana y el devenir de la ciencia farmacéutica en Cuba, es objetivo del Museo Farmacia Habanera.

El centro muestra también evidencias arqueológicas relacionadas con el tema, como frascos encontrados en el Centro Histórico, algunos con restos de los medicamentos contenidos, los datos del comercializador y la ciudad de origen.  La reparación del edificio la ejecutó el grupo de inversiones de la Oficina del Historiador de La Habana.

Suman tres las farmacias habaneras recuperadas fundadas en el siglo XIX: Johnson, Taquechel, en la calle Obispo; y La Reunión, esta última establecida en la calle Teniente Rey por tres españoles provenientes de Cataluña, quienes crearon la sociedad Catalá, Sarrá y Compañía, junto a otro boticario, donde expendían medicamentos alopáticos y homeopáticos.

Apenas 12 años duró la compañía, quedando como único dueño José Sarrá Valdejulí.

Primera gran industria farmacéutica cubana

En 1877, La Reunión se transforma en un bello establecimiento que luce vistosos salones de estilo neogótico y neoclásico, estanterías y mostradores lujosos de maderas preciosas, vidrieras y cristales decorativos, según la moda francesa llegada en el último cuarto del siglo XIX.

José Sarrá y Valldejulí, adquiere otras casas anexas a Teniente Rey por la calle Compostela; y a los almacenes por Compostela se les agregan espacios de oficinas, manufactura medicamentos, y otras facilidades.

El mobiliario se renueva y se decoran los mostradores con hermosas vidrieras, de manera que La Reunión era una de las farmacias más distinguidas de La Habana siendo consideraba la segunda en categoría en el mundo, y la primera en Cuba.

Tras la muerte de Sarrá, su hijo mayor convirtió la dependencia en una gran industria, fusionando 23 edificios con estructuras de hormigón.

Sin perder su esencia

Después del triunfo de la Revolución, La Reunión es nacionalizada y continuó funcionando como farmacia hasta 1999.

En los salones colindantes se estableció la Empresa de Suministros de Medicamentos, ENSUFARMA, y el resto del espacio de la manzana que perteneciera a Sarrá, fue entonces la Industria Saúl Delgado, dedicada a la producción de preparaciones líquidas.

Cinco años después, la antigua Farmacia-Droguería se inauguró como Museo de la Farmacia Habanera, luciendo una ambientación casi fiel a los finales del siglo XIX y comienzos del siguiente. Posee una serie de paneles con textos que permiten conocer quiénes somos, de dónde proceden nuestras colecciones, cómo se desarrolló el proceso de restauración.

También se puede leer una breve reseña de la historia de la farmacia en Cuba, y una cronología del antiguo establecimiento farmacéutico.