Cincuenta y nueve años se cumplen del asesinato de Patricio Lumumba, líder revolucionario de la República del Congo y primer jefe de Gobierno de esa nación tras la descolonización de Bélgica.

Aún estremece aquella misiva en que el patriota expresó a su esposa e hijos días antes de su muerte: Prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados.

Ese crimen, consumado el 17 de enero de 1961, movió la conciencia mundial contra el colonialismo e imperialismo que aún pujaban por mantener sus colonias en África y otras partes del planeta.

La desvergüenza y el cinismo de los entonces gobiernos de Bélgica y Estados Unidos se hicieron patente con el reconocimiento por esas naciones en 2001 del horrendo crimen.

Revolucionario cabal

Patricio Lumumba fundó en 1958 el Movimiento Nacional Congolés que clamaba por un Estado independiente y laico, cuyas estructuras políticas unitarias ayudaran a exacerbar el sentimiento nacional.

Fue elegido Primer Ministro en las primeras elecciones libres en 1960. El gobierno imperialista yanqui no perdió tiempo e hizo todo lo posible por obstaculizar el movimiento revolucionario congolés.

Ante la ONU, el líder africano denunció esas atrocidades de belgas e imperialistas en contubernio. Lumumba sufrió un golpe de Estado, primero, en 1960, y posteriormente fue asesinado.

Una gran reacción mundial ocasionó el crimen de Patricio Lumumba, muy querido por los africanos porque representaba la esperanza tantas veces postergada de muchos pueblos avasallados.