Recientemente la catedral de Notre Dame fue víctima de un horrible y destructivo fuego, templo que ha servido como un hogar espiritual durante casi un milenio. La iglesia fue edificada en la Isla de la Cité, ubicada en medio del río Sena, en el corazón de París.

Su primera piedra fue colocada en 1163, pero tomó 200 años para ser concluida. Expertos señalan que en los tiempos romanos en el lugar donde está erigida se construyó un templo para Júpiter y, posteriormente, en el año 528, se emplazó allí la primera iglesia cristiana de la ciudad.

Varias fuentes  precisan que a medida que la importancia de París crecía, también aumentaban las ambiciones de los monarcas de hacer de ella una ciudad para impresionar.

Es por esto que el rey Luis VII ordenó la construcción de la catedral, pues necesitaba un monumento religioso que reflejara su nuevo estatus.

Importancia de Notre Dame

Debido a la majestuosidad que siempre desbordó la Catedral de Notre Dame fue escenario de numerosos acontecimientos que marcaron un hito en la historia parisina, francesa y mundial.

Por citar algunos hechos podemos mencionar: La consagración del emperador Napoleón y la coronación de la emperatriz Josefina que tuvieron lugar en la catedral el 2 de diciembre de 1804.

Fue precisamente dentro de sus paredes donde se realizó la ceremonia de consagración de Napoleón Bonaparte, el inicio del proceso de rehabilitación de Juana de Arco y la celebración de la victoria de la Segunda Guerra Mundial.

Además, en Notre Dame tuvieron lugar las ceremonias fúnebres en honor de  jefes de Estado, como: Raymond Poincaré y el general Charles De Gaulle.

El devastador incendio

Con la destrucción de la Catedral de Notre Dame no solo se pierde un sitio que ha recopilado cientos de años de historia; también la humanidad corre el riesgo de perder para siempre  reliquias de invaluable valor del mundo sacro.

Dentro de sus predios  Notre Dame, además, atesoraba obras de arte como: el ‘Descendimiento de la cruz’ pieza esculpida en el siglo XVIII por Nicolas Coustou; el órgano, diseñado y fabricado por Aristide Cavaillé-Coll del siglo XIX.

Y qué decir de sus imponentes gárgolas!!!, célebres gracias a la novela ‘El jorobado de Notre Dame’ del escritor Víctor Hugo que ha sido inmortalizada en cientos de películas, quienes lamentablemente, no verán más, al menos por un gran tiempo, a los millones de turistas que las frecuentaban para  ser testigos de un fragmento de su historia viviente.